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Lic. Anahí Olguin

DELIMITANDO TERRITORIOS ACADÉMICOS Y DESCRIBIENDO TRIBUS

 

Analizar nuestro territorio académico y las tribus de las cuales formamos parte no es un trabajo sencillo. Esta reflexión interrumpe el ritmo de la vida cotidiana, nos aísla y nos obliga a detenernos. De pronto nos encontramos en una ‘dimensión desconocida’, en silencio… un silencio propicio para comenzar a explorar aquellas nociones de las cuales somos poco concientes o demasiado concientes como para evitar su análisis.

 

De todos modos, más allá de nuestra ‘cintura’ para esquivar ciertas discusiones, el Taller de Integración del Profesorado nos ha forzado a hacer esa pausa necesaria para pensar nuestra formación profesional, para pensar nuestro territorio  académico y las tribus de las cuales formamos parte. Esta reflexión es ineludible, aunque, por momentos, darnos cuenta de algunas cuestiones resulte doloroso. De esta manera, siguiendo las categorías propuestas por Tony Becher, el debate y la reflexión han tomado rumbo:

 

ü      Sobre las características de nuestra disciplina, la Comunicación Social.

Aquí se me presenta el primer dilema, pues la Comunicación como disciplina es apenas una adolescente: es decir una jovencita que se encuentra en un proceso de desarrollo y formación de su identidad, que carece de ciertas cuestiones, que se encuentra en un momento de transición. Es por esto que definir cuáles son sus límites, internos y externos, es un tema complejo.

Lo que sí puedo enumerar son sus vecinos intelectuales más cercanos. Tenemos a la Psicología Social, la Sociología, la Filosofía, la Lingüística, la Semiótica, la Historia. Tal vez esto me ha resultado menos confuso porque he echado mano a mis memorias de la formación de grado.

 

ü      Sobre las cuestiones epistemológicas.

La primera discusión epistemológica que se da en nuestra disciplina es en cuanto a la definición de nuestro objeto de estudio (y esto se conecta con lo dicho anteriormente). No tenemos un objeto de estudio acabado, específico, terminado, limitado, lo que lleva a que los límites de esta disciplina sean difusos. Es difícil determinar el ‘desde aquí y hasta aquí’ de nuestro campo. La frontera de nuestro territorio es una delgada línea difusa.

El avance que se ha producido en este campo es importante y el papel de las teorías de la comunicación es aún más importante. Porque es a partir y a través de ellas que podemos pensar la comunicación.

A lo largo de nuestra formación hemos recibido/aprendido/aprehendido un alto porcentaje de teorías (un 75%, como para ponerle un número) que nos han ofrecido un abanico de miradas sobre el campo, sobre nuestro campo. De todos, modos hay que reconocer que la producción teórica en esta disciplina es, si se me permite el término, un poco pobre en cuanto a cantidad y actualización. Es decir, las teorías que nos brindan nuestra formación datan de algunas (varios) años atrás. Considero que esta situación se debe a que la comunicación como disciplina es un campo nuevo.

Pero, más allá de esta última observación hay que destacar el papel de estas teorías en nuestra formación académica. Su tarea ha sido ardua, pues no es nada fácil ‘abrir’ nuestras cabezas y enseñarnos a pensar, a discernir, discriminar.

 

ü      Sobre los modos de hacer carrera

El campo del trabajo es complejo, pues no contamos con un Colegio que regule nuestra actividad laboral, no somos matriculados y hasta nos encontramos con que no tenemos categoría profesional, por ejemplo en la AFIP a la hora de sacar el monotributo.

Sucede entonces que cualquiera puede ser comunicador, cualquiera puede hacer ‘nuestro’ trabajo. Así nos encontramos con que los medios de comunicación, un área de nuestro desarrollo profesional, se encuentra plagado de ‘periodistas de oficio’. Por otro lado, en el área de la comunicación institucional, nos encontramos con la dura realidad de que en nuestro país recién está comenzando el boom de la comunicación corporativa, por lo que es frecuente encontrarnos con empresas que no cuentan con un área de comunicación o que no tienen en su equipo de trabajo comunicadores, pues consideran que un diseñador o marketinero son suficientes.

Ante esta realidad laboral, aquellos que recién egresamos nos encontramos con un mercado laboral sumamente complicado y, a fin de insertarnos en él, comenzamos trabajando por muy poca plata o realizando actividades que no son propias de nuestra carrera.

Y es en este momento cuando empezamos a experimentar una crisis de la mitad de la carrera. Leés el diario y no piden comunicadores sociales, te buscás en la categoría ‘profesionales’ y no aparecés en la lista, prendés la televisión y ves gente que triunfa por haber sido una persona pública (reina o virreina de la vendimia, por ejemplo) y no por su perfil profesional o por su formación académica en el área.

Pero, más allá de esta dura realidad y del dolor que experimentamos a la hora de egresar de nuestra carrera y salir a buscar trabajo, los comunicadores debemos realizar una dura autocrítica. Pues no ha surgido desde nosotros la iniciativa d unirnos, movilizarnos y comenzar a luchar por ganar un lugar en la sociedad. No nos organizamos para poder formar nuestro Colegio, para matricularnos. Son muy pocos los espacios de reflexión que nos generamos para analizar estas cuestiones que hacen a nuestra profesión. Entonces es muy fácil hoy decir que no tenemos espacios, que cualquiera hace nuestro trabajo, pero… ¿qué hemos hecho y qué estamos haciendo todos los comunicadores para cambiar la realidad de nuestra profesión? Porque el reconocimiento y la valoración debe empezar desde nosotros y si no somos nosotros quienes empezamos a reunirnos, a reflexionar y a movilizarnos, nuestra profesión seguirá siendo bastardeada por el resto de la sociedad y del mercado laboral.

 

ü      Sobre la reputación y la recompensa

Si me pongo a pensar sobre los criterios para ser socialmente reconocidos, debo confesar que no tengo idea. ¿Quién es el que triunfa: el que mejor formación tiene o el que mayores y mejores contactos tiene? ¿Qué características hay que tener para poder llegar? ¿Cuántos profesionales ocupan nuestro mercado laboral?

Porque (como he dicho antes) los medios de comunicación se encuentran plagados de periodistas de oficio. Y lean bien, ‘periodista’, es acá donde se hace evidente la reputación de la que goza un comunicador social, para el imaginario social ser comunicador es ser periodista. ¿Y cómo hacemos para cambiar esa concepción errónea si la gente sólo ve y escucha a periodistas?

Por otro, lado con muy pocos los que llegan y los que lo hacen no son precisamente el modelo a seguir o la mejor carta de presentación de los comunicadores.

De todos modos, y para no entrar en el extremo de los apocalípticos, debo reconocer que de esta Facultad egresan comunicadores con una muy buena formación académica y, lo que es aún mejora para alimentar nuestras esperanzas, hay gente que llega adonde quiere. Hay gente que se va abriendo camino, ya sea en los medios de comunicación o en el área de la comunicación institucional.

Porque esto también es verdad, en este último tiempo me he relacionado con comunicadores que viven del trabajo que realizan en comunicación, y entonces me pregunto ¿es todo realmente tan imposible como yo lo estoy viendo y expresando en las líneas anteriores o debo hacer un ‘mea culpa’ y reconocer que he sido yo la que no ha encontrado el camino para poder desarrollarme profesionalmente en el área de la comunicación?

Es un interrogante sin respuesta, pero es un interrogante que ocupa mis pensamientos. Tal vez hasta ahora lo más fácil ha sido echarle la culpa al mercado laboral, a la carrera (no era la adecuada), entre otras cosas, porque llegar a la conclusión de que yo no he sabido cómo hacer para insertarme en el mundo del trabajo duele.

 

ü      Sobre la actividad profesional

Considero que el área de la investigación no es campo que me resulte familiar. Por esta razón no me animo a decir cómo nos encontramos los comunicadores en este aspecto. De todos modos, sí es una realidad que el modelo de la comunicación fue tomado de otra área (la matemática) y después lo fuimos adaptando a nuestra disciplina. Esto dejaría entrever que, en sus orígenes, nuestra disciplina no hizo sus propios aportes. Pero no me animo a hacer un análisis de algo que en realidad no conozco.

En cuanto a comunicadores investigadores, si hay, conozco comunicadores que hoy se encuentran trabajando el CRICYT. De todos modos, esta disciplina sufre del mal que padecen todas las investigaciones e nuestro país: poco financiamiento.

Más allá de todo, si queremos hacer investigaciones podemos, están los lugares para hacerlo y todos podemos formar parte de esta disciplina en permanente reconstrucción.

 

Hasta aquí ha llegado mi escrito, pero no mi reflexión. Hay cuestiones que siguen dando vueltas en mi cabeza. Tal vez sea el comienzo de un cambio… no lo sé. Debo decir que no me arrepiento de haber elegido la carrera que elegí y que, aunque en las líneas anteriores he dejado entrever una profunda decepción en cuanto a mi profesión, no todo es tan negro como parece, siempre hay una gama de grises en el medio que nos acerca a la claridad o nos sumerge en una profunda oscuridad. Todo depende de nosotros.

 

2 comentarios

Prof.Martín Elgueta -

Anahí:
El artículo resulta exhahustivo y sumamente riguroso. Advertimos que te sujetaste a las preguntas propuestas por Becher y te diste a la tarea de pensar el campo de la comunicación social y a vos misma en él.
Además de nuestras felicitaciones por los hallazgos que nos ofreces, solicitamos tu autorización para utilizar tu artículo en nuestra cátedra.

Martín Elgueta -

Anahí advertimos que ya has avanzado en la publicación de tus artículos. En estos días estaremos deteniéndonos en ellos particularmente.

A continuación transcribimos los criterios de evaluación de las producciones del taller.

Recordemos los criterios a partir de los cuáles evaluaremos las producciones que se publiquen en los blogs de los estudiantes según las conversaciones mantenidas en ambos días de trabajo: el primero en torno a la configuracíón de los "territorios y tribus" académicos de las carreras involucradas en el profesorado y el campo educativo; y el segundo dedicado a la apropiación del uso de los blogs como recurso educativo (el tercero lo dejamos librado a la exploración individual de este recurso).

En este marco los criterios para acreditar el taller son:

*
Estructuración del Contenido: que el texto presente una estructura lógica, coherente.
*
Ofrecer una reflexión sobre el modo en que se configuran las "tribus y los territorios académicos" en las carreras de formación de grado en las que están afiliados los cursantes.
* Ofrecer una reflexión sobre el modo en que se configura el campo de la educación.
*
Administrar el blog: se tendrá en cuenta la utilización del blog en tanto recurso educativo; es decir, la personalización del mismo, el cuidado de su carácter paratextual y de hipertexto, etc.

Quedamos a disposición de los cursantes ante cualquier dificultad

Mónica Balada y Martín Elgueta