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Lic. Anahí Olguin

Invitación

Invitación

Estmados colegas los invito a la charla de Tonucci.

Espero que puedan asistir

Saludos

Así nos ven

Así nos ven

 

El que ríe último, ríe mejor

Alumno de 1° año de Polimodal. Octubre del 2005.

 

Una vez había un pollito que le iba bien en la escuelita de pollitos.

Al principio del año el pollito se llevaba muy  bien con sus profesoras, estas profesoras eran unas cerdas rosadas y gordas, muy malas.

Cuando estaba terminando el año el pollito estaba medio preocupado porque no entendía algunas materias y no tenía muy buenas notas.

Entonces se dio por vencido, decía que nunca iba a pasar de año y empezó a molestar en todas sus clases.

Y las profesoras chanchas se le reían porque le decían al pollito que no iba a pasar nunca de año, pero a él no le importaba.

Cuando la mamá gallina y el papá gallo se enteraron de la rebeldía del pollito, se enojaron mucho y lo cagaron a picotazos, y el pollito lloró toda la noche por la paliza que había recibido. Desde ese entonces el pollito empezó a estudiar mucho en todas sus materias y le empezó a ir de diez.

Cuando llegó diciembre el pollito estaba muy nervioso y se hizo pichi encima, cuando esto pasó las cerdas se le reían y éste se enojó mucho y por la bronca que tenía rindió muy bien y cuando le entregaron la nota se había sacado un 10! Y entonces cuando recibió la prueba les dijo: AHORA YO ME RIO DE USTEDES. JAJA

 

Moraleja: el que ríe último, ríe mejor y nunca hay que darse por vencido. Y las profesoras son malas por dentro y buenas por fuera...a veces.

 

Personajes:  Pollito: yo                    Papá Pollo: mi papá

Gallina: mi mamá        Cerdas: profesoras

 

Hora de seguir pensando en los aportes de nuestra carrera…

 

¿Qué me ha aportado mi formación como Comunicadora Social para abordar el texto “El que ríe último ríe mejor”?

 

Para empezar se viene a mi mente una primera clasificación de conceptos: nivel connotativo y denotativo. Esta primera clasificación, de la que tanto nos hablaron a lo largo de la carrera, es el primer conocimiento que activé a la hora de la lectura del texto seleccionado. Luego se viene a mi cabeza la dicotomía de héroe / antihéroe (que tanto me constó entender en Semiótica). Por otra parte se activan las nociones de modelos actanciales y las secuencias narrativas. Por último, mi formación académica me permite analizar el discurso desde una perspectiva ideológica y desde un sistema de creencias.

 

Ahora a pensar en el profesorado…

¿Qué elementos nos aportó el ciclo de profesorado para abordar la lectura e interpretación del texto seleccionado?

Considero que el Profesora me ha brindado herramientas para poder interpretar mejor este texto.

ü     La asignatura “El alumno de EGB, su psicología y su cultura” nos permite entender la cultura propia de /las adolescentes. Así se entiende la ‘rebeldía’ de la alumna de la fábula ante los mayores, en este caso las profesoras. También se observa su "locus de control externo", que no lo hace responsable de sus acciones y deposita en otros sus responsabilidades

ü     La cátedra Instituciones Educativas” nos brinda apoyo para poder  interpretar el clima institucional y el estilo institucional imperante en la escuela del relato.

ü      Por su parte, la asignatura Didáctica y Currículo” nos da las herramientas necesarias para poder percibir y comprender el currículo oculto y nulo presentes en la fábula relatada.

 

 

De esta manera, se puede observar cómo el Ciclo de Profesorado ha enriquecido nuestra mirada sobre las cosas. El continuar con esta formación nos ha permitido incrementar nuestros conocimientos, nuestros principios a la hora de interpretar, observar.

El formar parte de este ciclo  nos ha brindado las herramientas necesarias para desarrollarnos mejor en la vida escolar. Desde el primer día que uno comenzó a escuchar a las profesoras de “El alumno…” (primera materia de todo el ciclo) un mundo nuevo se abrió y comenzamos a mirar y/o admirar nuestra práctica en las aulas. Esa admiración aumentó aún más en la cátedra de “Enseñanza y aprendizaje”, fue ahí donde pude reflexionar sobre mi práctica como docente y a partir de entonces cambiar y mejorar mi práctica como docente (que hasta entonces sólo era ‘docente de oficio y pura vocación).

 

 

 

DELIMITANDO TERRITORIOS ACADÉMICOS Y DESCRIBIENDO TRIBUS

 

Analizar nuestro territorio académico y las tribus de las cuales formamos parte no es un trabajo sencillo. Esta reflexión interrumpe el ritmo de la vida cotidiana, nos aísla y nos obliga a detenernos. De pronto nos encontramos en una ‘dimensión desconocida’, en silencio… un silencio propicio para comenzar a explorar aquellas nociones de las cuales somos poco concientes o demasiado concientes como para evitar su análisis.

 

De todos modos, más allá de nuestra ‘cintura’ para esquivar ciertas discusiones, el Taller de Integración del Profesorado nos ha forzado a hacer esa pausa necesaria para pensar nuestra formación profesional, para pensar nuestro territorio  académico y las tribus de las cuales formamos parte. Esta reflexión es ineludible, aunque, por momentos, darnos cuenta de algunas cuestiones resulte doloroso. De esta manera, siguiendo las categorías propuestas por Tony Becher, el debate y la reflexión han tomado rumbo:

 

ü      Sobre las características de nuestra disciplina, la Comunicación Social.

Aquí se me presenta el primer dilema, pues la Comunicación como disciplina es apenas una adolescente: es decir una jovencita que se encuentra en un proceso de desarrollo y formación de su identidad, que carece de ciertas cuestiones, que se encuentra en un momento de transición. Es por esto que definir cuáles son sus límites, internos y externos, es un tema complejo.

Lo que sí puedo enumerar son sus vecinos intelectuales más cercanos. Tenemos a la Psicología Social, la Sociología, la Filosofía, la Lingüística, la Semiótica, la Historia. Tal vez esto me ha resultado menos confuso porque he echado mano a mis memorias de la formación de grado.

 

ü      Sobre las cuestiones epistemológicas.

La primera discusión epistemológica que se da en nuestra disciplina es en cuanto a la definición de nuestro objeto de estudio (y esto se conecta con lo dicho anteriormente). No tenemos un objeto de estudio acabado, específico, terminado, limitado, lo que lleva a que los límites de esta disciplina sean difusos. Es difícil determinar el ‘desde aquí y hasta aquí’ de nuestro campo. La frontera de nuestro territorio es una delgada línea difusa.

El avance que se ha producido en este campo es importante y el papel de las teorías de la comunicación es aún más importante. Porque es a partir y a través de ellas que podemos pensar la comunicación.

A lo largo de nuestra formación hemos recibido/aprendido/aprehendido un alto porcentaje de teorías (un 75%, como para ponerle un número) que nos han ofrecido un abanico de miradas sobre el campo, sobre nuestro campo. De todos, modos hay que reconocer que la producción teórica en esta disciplina es, si se me permite el término, un poco pobre en cuanto a cantidad y actualización. Es decir, las teorías que nos brindan nuestra formación datan de algunas (varios) años atrás. Considero que esta situación se debe a que la comunicación como disciplina es un campo nuevo.

Pero, más allá de esta última observación hay que destacar el papel de estas teorías en nuestra formación académica. Su tarea ha sido ardua, pues no es nada fácil ‘abrir’ nuestras cabezas y enseñarnos a pensar, a discernir, discriminar.

 

ü      Sobre los modos de hacer carrera

El campo del trabajo es complejo, pues no contamos con un Colegio que regule nuestra actividad laboral, no somos matriculados y hasta nos encontramos con que no tenemos categoría profesional, por ejemplo en la AFIP a la hora de sacar el monotributo.

Sucede entonces que cualquiera puede ser comunicador, cualquiera puede hacer ‘nuestro’ trabajo. Así nos encontramos con que los medios de comunicación, un área de nuestro desarrollo profesional, se encuentra plagado de ‘periodistas de oficio’. Por otro lado, en el área de la comunicación institucional, nos encontramos con la dura realidad de que en nuestro país recién está comenzando el boom de la comunicación corporativa, por lo que es frecuente encontrarnos con empresas que no cuentan con un área de comunicación o que no tienen en su equipo de trabajo comunicadores, pues consideran que un diseñador o marketinero son suficientes.

Ante esta realidad laboral, aquellos que recién egresamos nos encontramos con un mercado laboral sumamente complicado y, a fin de insertarnos en él, comenzamos trabajando por muy poca plata o realizando actividades que no son propias de nuestra carrera.

Y es en este momento cuando empezamos a experimentar una crisis de la mitad de la carrera. Leés el diario y no piden comunicadores sociales, te buscás en la categoría ‘profesionales’ y no aparecés en la lista, prendés la televisión y ves gente que triunfa por haber sido una persona pública (reina o virreina de la vendimia, por ejemplo) y no por su perfil profesional o por su formación académica en el área.

Pero, más allá de esta dura realidad y del dolor que experimentamos a la hora de egresar de nuestra carrera y salir a buscar trabajo, los comunicadores debemos realizar una dura autocrítica. Pues no ha surgido desde nosotros la iniciativa d unirnos, movilizarnos y comenzar a luchar por ganar un lugar en la sociedad. No nos organizamos para poder formar nuestro Colegio, para matricularnos. Son muy pocos los espacios de reflexión que nos generamos para analizar estas cuestiones que hacen a nuestra profesión. Entonces es muy fácil hoy decir que no tenemos espacios, que cualquiera hace nuestro trabajo, pero… ¿qué hemos hecho y qué estamos haciendo todos los comunicadores para cambiar la realidad de nuestra profesión? Porque el reconocimiento y la valoración debe empezar desde nosotros y si no somos nosotros quienes empezamos a reunirnos, a reflexionar y a movilizarnos, nuestra profesión seguirá siendo bastardeada por el resto de la sociedad y del mercado laboral.

 

ü      Sobre la reputación y la recompensa

Si me pongo a pensar sobre los criterios para ser socialmente reconocidos, debo confesar que no tengo idea. ¿Quién es el que triunfa: el que mejor formación tiene o el que mayores y mejores contactos tiene? ¿Qué características hay que tener para poder llegar? ¿Cuántos profesionales ocupan nuestro mercado laboral?

Porque (como he dicho antes) los medios de comunicación se encuentran plagados de periodistas de oficio. Y lean bien, ‘periodista’, es acá donde se hace evidente la reputación de la que goza un comunicador social, para el imaginario social ser comunicador es ser periodista. ¿Y cómo hacemos para cambiar esa concepción errónea si la gente sólo ve y escucha a periodistas?

Por otro, lado con muy pocos los que llegan y los que lo hacen no son precisamente el modelo a seguir o la mejor carta de presentación de los comunicadores.

De todos modos, y para no entrar en el extremo de los apocalípticos, debo reconocer que de esta Facultad egresan comunicadores con una muy buena formación académica y, lo que es aún mejora para alimentar nuestras esperanzas, hay gente que llega adonde quiere. Hay gente que se va abriendo camino, ya sea en los medios de comunicación o en el área de la comunicación institucional.

Porque esto también es verdad, en este último tiempo me he relacionado con comunicadores que viven del trabajo que realizan en comunicación, y entonces me pregunto ¿es todo realmente tan imposible como yo lo estoy viendo y expresando en las líneas anteriores o debo hacer un ‘mea culpa’ y reconocer que he sido yo la que no ha encontrado el camino para poder desarrollarme profesionalmente en el área de la comunicación?

Es un interrogante sin respuesta, pero es un interrogante que ocupa mis pensamientos. Tal vez hasta ahora lo más fácil ha sido echarle la culpa al mercado laboral, a la carrera (no era la adecuada), entre otras cosas, porque llegar a la conclusión de que yo no he sabido cómo hacer para insertarme en el mundo del trabajo duele.

 

ü      Sobre la actividad profesional

Considero que el área de la investigación no es campo que me resulte familiar. Por esta razón no me animo a decir cómo nos encontramos los comunicadores en este aspecto. De todos modos, sí es una realidad que el modelo de la comunicación fue tomado de otra área (la matemática) y después lo fuimos adaptando a nuestra disciplina. Esto dejaría entrever que, en sus orígenes, nuestra disciplina no hizo sus propios aportes. Pero no me animo a hacer un análisis de algo que en realidad no conozco.

En cuanto a comunicadores investigadores, si hay, conozco comunicadores que hoy se encuentran trabajando el CRICYT. De todos modos, esta disciplina sufre del mal que padecen todas las investigaciones e nuestro país: poco financiamiento.

Más allá de todo, si queremos hacer investigaciones podemos, están los lugares para hacerlo y todos podemos formar parte de esta disciplina en permanente reconstrucción.

 

Hasta aquí ha llegado mi escrito, pero no mi reflexión. Hay cuestiones que siguen dando vueltas en mi cabeza. Tal vez sea el comienzo de un cambio… no lo sé. Debo decir que no me arrepiento de haber elegido la carrera que elegí y que, aunque en las líneas anteriores he dejado entrever una profunda decepción en cuanto a mi profesión, no todo es tan negro como parece, siempre hay una gama de grises en el medio que nos acerca a la claridad o nos sumerge en una profunda oscuridad. Todo depende de nosotros.

 

¡Hola todos! Mi nombre es Anahí y quiero darles la bienvenida a este, que será a partir de ahora, mi espacio.

 

Mi historia comienza con frustrados intentos por dominar a la tecnología. Un sin fin de intentos fallidos que me estresaban hasta perder la cabeza.

 

¡Es que no es justo! Si nosotros le damos vida, si somos nosotros los que le permitimos crecer… ¿cómo es posible que ella se rebele y nos mande a volar cuando quiera? Es que por momentos cobra vida propia y no importa cuántas órdenes yo le dé, ella siempre hace lo que quiere. Así es que, cuando lo desea se manda mudar.

 

¿Será que se cansa ella de mí? ¿Será que se está cumpliendo la profecía de Frankestein? ¿O será que tendremos que acostumbrados a vivir con ella una relación de amor y odio que nos unirá el resto de nuestras vidas?

 

Es que si hay una cuestión que no se puede negar, más allá de la relación que cada uno de nosotros establezca con la tecnología, es que ella forma parte de nuestras vidas y que, por más que corramos para escaparle, siempre nos encontrará. Porque la tecnología es un gigante que domina nuestro territorio y nosotros no somos más que pequeños gigantes a su servicio.